martes, 16 de agosto de 2011

Perdido en calles conocidas

Alguna vez han tenido fiebre al nivel de no reconocer si uno está despierto o continua dormido, como si estuviéramos en una dimensión donde las cosas no tienen ni comienzo ni final. Algo así como cuando estas pasado de copas y tus reacciones son más lentas de lo normal, pero no tienes sensación de haber realizado nada.

Bueno, algo así fue ese día, claro sin alcohol ni fiebre, solo el desconcierto de no saber por qué las cosas no salieron como la planificamos ese día mas temprano en la ducha, mientras revisábamos cada palabra que se debía decir esa noche.

Todo empezó en alguna casa cercana al lugar de destino, muchas cajetillas de Malboro Rojo, una maquina de cortar pelo, encendedores calientes. Como es costumbre, tuve que comentar mis planes de esa noche, como respuesta obtuve apoyo, consejos y esa marca que aun puedo ver en mi mano derecha.

Debí cerrar mi mente y quedarme con mi pensamiento y conjeturas para mí solo, pero mi naturaleza es un tanto diferente, como si tuviera una catapulta cada vez que tengo algo dentro de mí que libera la cuerda que la sostiene, para que salga disparado por mi boca todas mis ideas. A veces deberíamos aprender a respirar y mantener para nosotros mismos algunos secretos, actitud que aprendí con los años. Pero que aun muy poco controlo, para muestra un botón, este Blog.

Un poco más tarde ese día, ya en casa me prepare para salir, mientras entraba a la ducha, redactaba cada palabra, como si fuese un dialogo de una película con miles de situaciones y respuestas. Y en cada final, me daba una frase de valor y de coraje, ahí con el agua caliente o fría, no recuerdo ese detalle, temblaba de emoción, mezclado con una pizca de desesperación y mucha sazón de miedo. Si me preguntaran que te pusiste, la verdad no recuerdo, pero si se que tenía en los bolsillos, cajetilla de 20 Marlboro Rojo, encendedor Zippo, billetera verde con negro Quicksilver, mis llaves y un caramelo de limón que extrañamente encontré en el baño ese día.

El camino de mi casa al destino final no era más de 15 minutos, llegue primero al punto de encuentro, como siempre unos tragos mas y se acabaron los cigarros, me dirigí a comprar más. Acompañado del puñal que ese día me mostro su lado más filoso. El encuentro grupal fue como siempre, en ese momento en mi mente no pasaba ni por juego hacer algo ilegal, pero ahora que lo veo desde otro tiempo, es como que la oportunidad siempre estuvo ahí, detrás del muro esperando el momento ideal para salir y mostrarse como una opción en mi vida. Porque digo esto, porque en vez de pegarme al plan inicial que tenia, me aleje y hice lo mejor y peor que hago, me esfuerzo al máximo para que todos me vean.

Cuando después de muchos cigarros mas, reaccione y me dirigí completamente decidió a hacer lo único que vine a hacer, para darme con la sorpresa que mi sombra me susurra al oído esa frase, "¿Que estabas haciendo?" Bueno tenía como 5 respuestas lógicas y unas 8 que ni yo podía explicar, pero lo más gracioso fue cuando por motivos que desconozco, voltee a la dirección equivocada y vi lo que no debí ver. Como si me hubiera dividido en dos y una parte de mi estaba parado en el escenario haciendo tonterías y la otra empezando lo que fui a hacer, con la diferencia que no solo comenzó, lo termino y no era yo.

Recuerdan cuando iban a las tiendas de departamentos, y ven ese juguete que tanto quieren, cuando están por llegar a él, para tenerlo entre sus manos, otro niño más rápido y astuto que tú lo coge y se lo lleva a su papa, ves como se acerca a la caja y paga por él. Hagamos una pausa aquí, y ese sentimiento de decepción, pérdida, molestia con uno mismo, fue muy parecido a lo que corrió por mis venas en ese momento tan especial. Cuál sería la reacción más apropiada en ese momento, la más acertada, la más madura; pues esa no es la respuesta. A los 16 años la respuesta más cuerda no es la correcta, así que tomemos como guía el hecho que no fui muy acertado esa noche.

Que paso en eso minutos, no lo recuerdo, lo siguiente que veo en mi mente es la larga acera de esa calle, ni un solo carro y mi mente en blanco. Solo puedo comparar ese momento cuando me pegaba a la nada después haber ingerido alguna dosis de sustancia ilegal. Camine durante mucho tiempo, tratando de pensar en algo, lo único que había en mi mente esa noche eran 2 cosas, ¿Por qué? Y ¿Cuánto es la distancia a mi casa? Fue un largo camino, sin cigarros y con muchas cosas en mi cabeza, cuando estaba llegando a esa esquina donde debía voltear a la derecha, recordé el caramelo de limón, esa dulzura me recordó que tenía que afrontar las llamadas por teléfono ese día mas tarde y al inicio de la semana tenía que ser el tema de conversación por algún tiempo, lo peor de todo es que esa noche y esa caminata tenia un final.

Aun ahora que puedo ver las cosas con más calma, es una de esas situaciones en las que sigo sin tener una respuesta. Me refiero al porque y al cómo reaccionar, sea como sea seria el hazmerreir por un buen tiempo, una lástima.

Como se paso a otro tema y todo volvió a la normalidad, no lo sé, la verdad no sé ni porque puse esta situación en ese libro que escondo, claro sumémosle muchas cantidades de Corín Tellado, y si esperaban un final más lucido y revelador bueno no lo hay.

Aunque puedo agregar que llegue algo temprano ese día a casa, y en vez de irme a dormir, me quede mirando la nada, solo tratando de pensar en algo. Así como si quisiera hacerme el interesante para el vacio que me acompañaba esa noche/madrugada, en el jardín de mi casa. Cuando vi la primera luz del día, solo me pare y me fui aparentando que recién llegaba, la primera estocada que tuve, fuerte, rápida, dolorosa e interesante.

¿Si retrocedería el tiempo cambiaria ese momento? No, ese día fue un buen momento, aprendí algo ese noche, aprendí que todo ese sentimiento se puede plasmar en una hoja de papel, y luego de casi 14 años después, puedes usarlo como una entrada a un blog.

jueves, 11 de agosto de 2011

Pisadas en BAM BAM

Generalmente cuando vas por ahí, siempre tienen una sombra, pero mas que eso la sensación de ese ente que te escucha, te aconseja y comparte pasos contigo. Pero la vida es tan cruel que por lo general te fuerza el ir por diferentes caminos y así como dejas de creer en Peter Pan y jugar con tus juguetes favoritos, vas avanzado a pasos agigantados olvidándote de todo lo de atrás, inclusive a sentimientos que no deberías porque te dieron mucho en el pasado.

Si contáramos las pisadas que te llevan de Monterrico al Ovalo de Higuereta, nos alcanzaría para escuchar 2 historias, 2 reproches, 20 consejos, 30 sugerencias y un casette de The Cranberries. Para luego terminar como observador en una partida de KOF (juego de peleas con una gran cantidad de episodios); pareciera que las palabras no se acaban y las historias menos, siempre hay un detalle por ahí que compartir, y como siempre moldeando las verdades de la mejor manera posible para sonar mas interesante de lo que la realidad suele ser. Un mal que acompaño por mucho tiempo y trajo mas de un problema.

Quizás debiste irte de ese colegio el mismo año, quizás debiste tomar la misma decisión. Pero todo eso queda en un signo de interrogación, no es bueno mirar atrás y arrepentirte, ya que esas decisiones te llevaron a donde estas ahora, que es en resumen FELIZ.

Regresando, cuando las cosas te llevan a tener que soportar reproches y lagrimas, siempre que volteabas encontrabas esa compañía. Y al final de las cosas nunca estabas solo, aunque te gusta decirlo porque crees que es COOL, la verdad es que si lo empiezas a ver desde otra perspectiva la mayoría de veces, el compartir fue mas acompañados de pasos y distancias largar que en una sala viendo TV o comiéndote la comida de refrigerador.

Al final aunque parezca difícil de imaginar, terminas dando la vuelta a la derecha, dejando el camino que solías seguir. Curiosas definición, ya que una de las cosas que recuerdo es una fría noche, preocupado porque no había mas de una moneda en el bolsillo que no alcanzaba para nada. El resto de dinero dentro de nosotros en cantidades industriales de vino, una distancia demasiada larga por recorrer y toda la madrugada para hacerlo. Avenidas, calles, silencio; caminando con la cabeza agacha buscando algún milagro de encontrar alguna moneda mas. Al final yo seguí de frente y tu PEPE GRILLO volteo a la izquierda.

Ahí empezó a crearse la maldita distancia, poco a poco se fue agrandando y nadie hizo nada para evitarlo, la comodidad de las cosas te ponen como el letargo y te olvidas de todo, simplemente sigues con tu vida como venga.

Cuando despiertas, te das cuenta y tratas de remediarlo, pero difícil de lograrlo; es mas continuas andando y empiezas a formar tu vida, tu familia y olvidas al resto. Aquello que te acompaño a todos lados, se quedo guardado en al baúl de los recuerdos, a pesar de que te pones ese polo negro Quicksilver que no es tuyo, y no recuerdas ni que día te lo apropiaste.

Y llega el día, uno de los mas importantes de tu vida, con tanto por hacer y pides que entreguen la tarjeta de invitación; lo dejas ahí y no preguntas si lo hicieron. Cuando te das cuenta, esa tarjeta sigue ahí llenándose de polvo y cuando tratas de contactar al propietario es imposible. Mal, muy mal deberías quemarte en el infierno de los ingratos, si es cierto, y no hay excusa que valga.

Estuvo ahí, desde la Calle Tomasal a el Trigal, a Calle 3, a Higuereta a Miraflores, al BAM BAM. Pero la pregunta es ¿puedes olvidarte de todo eso? A pesar que seas el rey de los ingratos y desconsiderados, difícil. Al final regresas, porque así como tienes una almohada favorita, un lugar en tu sofá y un disco que le das y das vuelta, buscando una conexión en la letra con tu vida. Tienes un oído favorito, un compañero de caminatas y amigo que es parte de esa jauría a la que me gusta llamar Los 4 Fantásticos, aunque difícil se le vea al Sr. Invisible, se que esta ahí.

lunes, 8 de agosto de 2011

Frío en la nariz

El invierno suele ser crudo, oscuro y difícil de predecir. Quizás es porque hay mucho de nada, y algunos podemos controlar los arrebatos del viento helado con fuerza de voluntad. Pero en mi caso, particularmente, puedo saber que estoy perdiendo esa batalla cuando se me congela la nariz, y me cuesta mas de lo normal llegar de un punto a otro.

A pesar de eso, mas de una vez salí a caminar de noche, escapando del mundo donde estaba parado, quizás queriendo saber porque estaba dispuesto a permitirme una vez mas ser humillado, o simplemente estaba huyendo de serlo. Mil veces vi la luna llegar e irse y yo con un cigarro en la boca, en ese momento fumaba, pensando tontamente que cada bocanada me daría ese calor que durante mucho tiempo fue esquivo.

Mil veces me dijeron que no lo hiciera, que era peligroso salir por ahí con algún grado de alcohol nada recomendable en la sangre, caminar por calles y esquinas que no conocía donde solo utilizaba la brújula interior que en mi cuerpo esta bien desarrollada. Y es posible que tuvieran razón, gracias a la suerte de mi vida, nunca nada malo paso, a lo máximo un reloj robado en alguna calle de Barranco, dicho sea de paso recorrí el fin de semana, claro le faltaba cierto olor a humo prohibido saliendo de mi cuerpo.

Pero donde están todos esos recuerdos, pensamientos que alguna vez me dije, tengo que anotar esto, y la verdad nunca hice. Quizás por miedo a leer lo que puedo llegar a crear en mi mente o por que no tenia una pluma en ese momento. Bueno el punto es ese, tratare de hacer un retroceso en mi cerebro, rebobinar y recordar cada paso, cada letra de esa época que extraño pero no quisiera volver. Alguna vez quise escribir un libro, hice uno pero la verdad, nada agradable, me da gusto que este ahí guardado esperando a que se lo coman las polillas; hoy solo intento sacar de mi cabeza esas palabras y compartirlas con quien quiera ser parte de una historia, gramaticalmente errónea, linealmente incoherente.

Porque en este blog, esta completamente de cabeza, si en el mundo real, vives y mueres, pues aquí es lo contrario. Hubo una vez un Muerto Fresco que cerro la puerta y fue de Ozo a lo que es hoy...