miércoles, 28 de septiembre de 2011

Innolvidablemente eterno

A veces cuando creces tienes personas que te ayudan a formar lo que terminas siendo como ser humano, claro que cuando escuchas sus consejos para ti no son más que reproches, y terminas pidiendo por favor que no te molesten.

La diferencia de edades es más que una cantidad de 2 dígitos, es experiencia aunque nos puede parecer obsoleta, importante para poder tomar decisiones en nuestro camino. Aun hoy, esas habitaciones tienen ese olor, esa sensación de paz y tranquilidad que se formaba cuando estaba ahí, ya sea en su sitio favorito en la esquina de la mesa, o frente al televisor donde a su izquierda siempre guardaba algún dulce.

A pesar que ha pasado una cantidad considerable de años, no dejo de recordar cada momento, su olor y su mirada. Pero no tengo en mi mente la última palabra que me dijo, o cuando fue la última vez que estuvimos juntos, no suelo hablar de eso, siempre trato de obviar situaciones que me lleven a sentir el salado de mis ojos.

Esa frase que te dicen, “no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes” es muy cierta, pero aun así lo supieras, el tiempo que compartes siempre es demasiado corto. Lo peor de todo es que momentos tan importantes de mi vida, no pude compartirlo, solo tuve que rogar que entre esa multitud estuviera ahí, mirándome, como siempre y a pesar de todo con orgullo.

Ahí momentos que no recuerdo, pero comprendo, añoro y hasta extraño cada vez que veo las fotos gastadas y viejas, aun hoy el parquet de esa casa sigue viéndose igual, los muebles y ese cuadro raro de la sala es el mismo. Y con todo esos detalles, forman parte del como una persona, marco mi vida de tal manera que no puedo controlar esas glándulas que sigo proclamando no tener en funcionamiento.

No sé que día se fue, solo sé que ese día llore. Daria mucho de mí, por alguna vez mas, solo tener una oportunidad de levantarme en la madruga, al escucharla llamarme para levantarla y ponerle sus zapatos; por llevarla a la mesa para almorzar o ponerle su pijama. Aun hoy sigo llorándola, aun hoy cuando escribo estas líneas, no puedo controlar mis ojos.

Solo me queda decirle, porque sé que lo va a leer:

“Sé que estuviste ahí, se que te decepcione en esa etapa, se que el día mas feliz de mi vida me veías sonriente, y el día que tenga un hijo, tu lo vas a hacer dormir. Aun hoy no puedo olvidarte, quiero que sepas, eres lo mejor de vida aun hoy que no estás aquí, si no fuera por ti no hubiera salido adelante cuando tuve que ser yo. Te quiero y nunca lo dejare de hacer Mama Ofelia.”

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Aventuras de un Loco, un Lobo y Un Muerto. "El Hola"

Recuerdan cuando lo único que importaba era levantarse e ir a estudiar, bueno cuando tienes 20, crees que es lo más duro que puedes hacer, 10 años después te das cuenta que eras un vago. Aun así ese día la emoción era más grande que el sueño, a pesar que ni mis padres estuvieron ahí, me levante bien temprano y me dirigí a probar que el ver mis cuadernos desordenados, el no hacer nada en clase, y emborracharme los fines de semana; tendría su fruto.
Recuerdo clarito lo primero que oí, “solo lápiz Nº 2”, entre buscando a mis amigos que conmigo ese mismo día se levantaron temprano para ir a la avenida Javier Prado s/n en Monterrico, pero al girar un par de veces mi cabeza, solo vi muchos chicos como yo, con cara de miedo y desesperación. A pesar que los siguientes 3 años me la pasaría de arriba y abajo con esos 2, ese día ni los vi, o si lo hice no me acuerdo.

No me voy a pasar contando de que vino el examen, aunque quisiera no me acuerdo. Lo importante es que ese día mas tarde, fui a ver los resultado, ¿con quién?, bueno con ese ratón que a pesar de no compartir salones, ni colegio, era un gran amigo. Para mi gran sorpresa, vi mi nombre en esa lista; claro con la pequeña diferencia que tenía que llevar en la PRE el curso de matemática, más bien Razonamiento Matemático, para ese entonces comprensible. Yo era más de letras, hoy la irónica vida me llevo a ser un Financiero.

Bueno, ese día, antes de las 4 cajas de cerveza de celebración, creo y estoy casi seguro que vi a ese loco de m, viendo la misma lista que yo.

Tres meses después, llegue a ese local al final de la avenida Constructores, no conocía a nadie y me nivel de relacionamiento era tan bueno como un perro cazando a un ratón. El primer día, nada, la carpeta del fondo a la derecha, cerca de la puerta. Día dos, nada; así una semana para luego, mi fino olfato me llevo a contactar a ese chico que cuyo nombre no tengo en la cabeza, un surferito de esos que les gustaba preparar sus propios cigarros. Lo curioso es que junto a él estaba un Lobo, y llegaba detrás de ellos un Loco, que luego supe que era un Loco de M.

Un parque por ahí cerca fue el encuentro, recuerdo que ese Loco empezó a contar que le gustaba la peleas de Pitbulls, en mi cabeza pensé que eso era lo más horrible que había escuchado. Aun así, asertivamente me mantuve en la conversación, ese día fue el día 1 de toda mi vida universitaria. Junto a ese Lobo, al Loco de M. y a ese chato que conocí luego.

Como te llevan las decisiones a encontrarte con esas personas que marcarían tu vida, y que serían parte importante de lo que llegaras a ser luego, si me hubiera quedado con esos 5 chicos del colegio, hoy sería otro, quizás el mismo idiota. Quizás y cada día que pasa, a pesar que deje de ver a esos 2, o 3 o quizás más de 5 chicos del mismo colegio religioso, al que un día mi madre pensó ponerme, fueron los amigos más sinceros que tuve.

Tendría que escribir toda la noche para contarles muchas cosas que hicimos en ese local de Mayorazgo, como nuestro intento fallido de inundar el baño del último piso, el día de lanzamiento de mochilas, etc. Lo más importante fue durante esos meses, el “yo” colegial empezó a morir, ellos lo fueron matando, esos San Agustinos. Lo más gracioso de todo es que cuando lo lograron, en vez de revivirme como una persona completamente nueva, me mantuvieron así. Simplemente como un muerto viviente, un “Muerto Fresh”.